Sunday, March 11, 2012

Kony 2012, parte 1: Algunas observaciones


Primera de dos partes sobre el fenómeno de la campaña Kony 2012.

A estas alturas, me imagino que si está leyendo esto, ya usted sabe quién es Joseph Kony y qué es la organización Invisible Children, así que no me voy a molestar en presentarlos aquí, ya que son el tema del momento en el ciberespacio.

Tengo que decir que jamás he visto una campaña mediática tan bien ejecutada --me atrevería a decir magistralmente ejecutada-- como la de Kony 2012. Recuerdo aquel día cuando entré a mi cuenta en Facebook y el news feed estaba lleno de enlaces relacionados al video que comenzó la campaña Kony 2012. Eso de por sí encendió una alarma en mi mente. ¿Qué rayos era todo eso? Al enterarme de lo que se trataba, la alarma que se encendió en mi mente sonó más fuerte. ¿Por qué esta campaña en particular tuvo un éxito sin precedentes para hacer que la gente decidiera unir su voz para apoyarla? ¿Cuál era el secreto?

Ese día no me puse a ver el famoso video porque ya era tarde en la noche y mi intención era entrar un momento nada más a Facebook para ponerme al día con mis mensajes, así que lo dejé para otro día. Cuando lo vi por fin, entonces comencé a entender el por qué del éxito de la campaña y la reacción hacia ella que venía reflejándose en los blogs y las redes sociales.

Una de las críticas que más he visto relacionada al video, y con la cual estoy de acuerdo, es que el problema representado por Joseph Kony y su Lord's Resistance Army (LRA) es reducido a un problema de buenos versus malos, al estilo Star Wars o Lord of the Rings. Es ahí donde radica el éxito de la campaña Kony 2012. Le pide a las personas que vean el video a que se unan a apoyar la resolución de un conflicto que a simple vista --y según se muestra en el video-- parece libre de todo tipo de ambigüedades y contradicciones y que tiene un adversario claro a la cabeza.

Lo que voy a decir es puramente mi opinión, pero no creo estar tan lejos de la verdad. Esta estrategia ha resultado tan efectiva como lo ha sido porque últimamente, los problemas y conflictos que nos aquejan, son de todo menos claros y fáciles de entender. En nuestra época la manera de hacer guerra y organizar movimientos ha cambiado. Ya no son necesariamente los estados los que hacen guerra. Ahora pueden ser organizaciones militares o casi militares que pueden operar en distintos países simultáneamente o sencillamente un grupo reducido de personas que tenga la capacidad para meterse clandestinamente en los sistemas de información de las compañías multinacionales y gobiernos los que se enfrenten a los grandes poderes políticos y económicos del mundo. Ya no hacen falta líderes para organizar movimientos y planes de acción, como lo ha demostrado el movimiento Occupy. Por lo tanto, no es tan sencillo identificar a un individuo como el responsable de tal o cual problema o situación. Por eso el hecho de que se nos muestre a un adversario claro y que, independientemente de las creencias y opiniones que uno pueda tener, se esté de acuerdo en que esta persona hace mucho daño y debe ser detenida, es casi como si fuera un alivio. No se nos exige que pensemos en matices. Se nos presenta una situación en donde hay la certeza de que uno está del lado del "bien". Es fácil ver lo sumamente atractivo que esto puede ser.

Creo que es por esto que casi nadie se ha dado cuenta de lo perturbadora que es una de las escenas del video, en que Jason Russell, el narrador, está enseñándole a su hijo pequeño una foto de Kony y otra de su amigo Jacob. Russell le dice que Kony es el malo y Jacob el bueno, que es necesario detener a Kony porque hace muchas cosas malas. Ciertamente, Kony ha cometido muchas atrocidades y no en balde la Corte Penal Internacional lleva años tratando de capturarlo. Pero poner a este personaje en el imaginario de un niño como la encarnación del cuco, me parece que es ir muy lejos. Una cosa es enseñar la diferencia entre lo que es correcto y lo que no lo es; otra cosa es adoctrinar a un niño a que sea otro cazador más de brujas. De esos no hacen falta más.

Otra de las críticas que ha recibido el video es que pinta a Uganda como el estereotípico país tercermundista africano, ignorando por completo los esfuerzos que han logrado los habitantes de Uganda y demás países africanos en su lucha por mejorar su calidad de vida. Contrario a la noción popular de cómo son muchos países africanos, la realidad es que se están produciendo unos cambios impresionantes y alentadores (vea ejemplos aquí y aquí). La reportera ugandesa, Rosebell Kagumire, reacciona al video diciendo que la simplificación de la situación de Uganda que hizo Invisible Children es inaceptable:



Si algo bueno ha hecho el video de Invisible Children, es que ha hecho que finalmente la situación de un país africano sea tema de conversación en occidente. Cómo decidieron lograrlo es lo que es cuestionable. Habrá que esperar para ver qué sale de todo esto.

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